La primera señal son unas ramitas fuera de lugar. Muy poco después, puede ser el nido de un gorrión, un mirlo o un halcón peregrino. Las aves urbanas, y otras allegadas, ocupan cualquier hueco disponible en nuestros núcleos de formación. A medida que disminuyen las posibilidades de nidificar en lugares más idóneos, se instalan incluso sobre peligrosos aparatos de aire acondicionado en edificios de grandes urbes para tener su progenie. Pocas ciudades tienen en cuenta su presencia. En primavera, quienes se encuentran con un nido en su casa no saben qué hacer. Los expertos recomiendan dejar que la vida salga adelante y seguir el ejemplo de Barcelona, donde los nidos se protegen.
Apenas unos días fuera han bastado para que la autora de este artículo se encontrara con que una pareja de gorriones había elegido un hueco de su aparato exterior de aire acondicionado como hogar. El ‘pío, pío’ continuo alertó de que las crías estaban vivas, hecho confirmado en días sucesivos por el ir y venir de los progenitores. Vencejos, mirlos, gorriones, cernícalos y hasta halcones peregrinos o búhos reales, ‘ocupan’ terrazas, jardineras, azoteas o cualquier hueco disponible cuando llega la primavera. La razón, explican los expertos, está en que las ciudades han pasado a ser un territorio hostil. A medida que se rehabilitan las fachadas sin contar con ellos, cada vez les resulta más complicado encontrar un lugar para colocar sus nidos.
Son aves ya adaptadas a entornos urbanos, pero también otras que se han asentado en las ciudades porque aquí no tienen depredadores
SEO/Birdlife puso en marcha la campaña #NidosCaseros en redes sociales para que se compartan casos y experiencias. Luis Martínez, biólogo de esta organización, explica que “muchos ayuntamientos creen que basta poner cajas-nido en los parques, cuando hay muchas especies que nidifican en agujeros o repisas planas”. Antes, las aves encontraban estos lugares entre piedras y ladrillos, pero ahora “escasean porque se construyen muros más compactos o se sellan en las reformas para favorecer la eficiencia energética”. “Son aves que ya están adaptadas a entornos urbanos, pero también otras han llegado a las ciudades porque ahí no tienen depredadores y buscan lugares que observan tranquilos para asentarse, aunque resultan insólitos para quienes se los encuentran”, apunta.
Es el caso de Paloma García, vecina del centro de Madrid. En una jardinera de la terraza de su cocina, que da a un patio interior, una pareja de mirlos acaba de criar cuatro pollos. “En tres días tenía un nido perfecto. Luego pusieron un huevo por día. Fue increíble ver cómo crecían los polluelos, cómo les alimentaban. Trataba de no molestarles, pero al principio no sabía qué hacer”, reconoce. El porqué eligieron un lugar elevado cuando los mirlos suelen preferir estar cerca del suelo, se relaciona con su temor a los gatos sueltos, grandes depredadores de huevos y crías. “Otra amiga ha tenido vencejos en su azotea, pero hicieron reformas y taparon los agujeros. Por lo visto, ahora han vuelto y ya no tienen donde meterse”, explica Paloma.
En Barcelona, para obtener el permiso de rehabilitación o reforma de un edificio debe presentarse un informe ambiental que indique si hay nidos de especies protegidas

El nido de halcones de la Sagrada Família
Uno de los ayuntamientos que se ha tomado en serio el asunto de la avifauna urbana es el de Barcelona. Fue pionero, hace cinco años, en la defensa de los nidos de especies protegidas en edificios. En su web comparten el manual Arquitectura y fauna urbana, del ambientólogo Sergi García y la arquitecta Laura Granell, toda una referencia que ofrece soluciones para casos de rehabilitaciones y en obra nueva. El trabajo se ha basado en la tesis de máster que hizo Granell. García, de la entidad ambiental Galanthus, ahora trabaja para el ayuntamiento haciendo el seguimiento de los nidos protegidos que tienen censados.
“En Barcelona, si hoy se quiere rehabilitar o reformar un edificio debe presentarse un informe ambiental que indique si hay nidos de especies protegidas para obtener el permiso, y si los hay se indica que hay que hacer las obras cuando la especie no nidifica o qué nidos poner. En estos años, se hace ya de forma mecánicas y decenas de edificios lo cumplen con un impacto muy positivo. Dado que hay leyes que impiden afectar a especies protegidas, es de esperar que esta iniciativa se extienda por todo el país”, explica el biólogo.
Y casos no faltan. Javier Rico, fundador del proyecto educativo A ver Aves en Madrid, para acercar a adultos y niños a sus vecinos con alas, recuerda el caso del nido de halcón peregrino que se encontró una familia en su ventana a la vuelta de unas vacaciones. La familia optó por dejar la estancia casi sin uso unas semanas, hasta que las crías volaron. También hay quien ha tenido de ‘okupa’ a un búho real. Y la escritora y periodista Ana Ruiz Echauri incluso ha escrito un libro, La ventana de los cernícalos, donde cuenta su experiencia con unas rapaces que eligen cada año un alfeizar de su hogar para tener la descendencia. “A todo el mundo le gusta ver en directo cómo crecen. Es como un documental. Aunque cerca haya árboles, para algunas aves es normal buscar sitios tranquilos, donde no tengan riesgo de caerse y se sientan protegidas. Muchas obras de reforma acaban con los lugares agujeros que ocupaban y pierden sus zonas de cría, pero no cuesta nada facilitarles la vida, aunque a veces acaban en sitios peligrosos, como dentro de un aire acondicionado o una salida de gas. Pero es que no se lo ponemos fácil. Los vencejos, por ejemplo, han disminuido su población un 40% en tres décadas. Y lo normal es que no generen problemas”, asegura el ornitólogo de SEO/Birdlife.
Es tan barato como tener la intención de hacerlo, que es gratis (...) a menudo consiste solamente en dejar agujeros cuando se rehabilita una fachada

Un nido de mirlos, en un balcón del centro de Madrid
Ahora la organización trabaja para que el nuevo código técnico de edificación nacional incluya un anexo en el que se aborde este asunto, como ya se hace en Barcelona. La idea es adaptar las medidas a cada especie a proteger, teniendo en cuenta que no se fomente la presencia de otras aves que, como comenta Martínez, causan muchos problemas, como es el caso de las palomas.
La arquitecta Laura Granell recuerda a sus colegas que hacerlo bien “es tan barato como tener la intención de hacerlo, que es gratis, porque a menudo consiste solamente en dejar unos agujeros cuando se rehabilita una fachada”. “Y las ventajas son muchas -añade- . Una importante es que se comen grandes cantidades de insectos. Incluso al día su propio peso. Además, procuran tener los nidos limpios, como es el caso de los mirlos, que se comen los excrementos de sus crías al momento”.
En SEO/Birdlife insisten en algunos consejos: no tocar ni coger ni huevos ni pollos, no alimentarles, no acercarse mucho para sacar fotos porque se les estresa y pueden abandonar a las crías, evitar ruidos fuertes cerca y, si es preciso, poner bandejas para sus excrementos. Y si no queda más remedio que quitarlo, pedir autorización a las autoridades antes de hacerlo.